viernes, 18 de julio de 2008

ACERCA DE LAS SENSACIONES, LA ESCRITURA Y LOS ANALISIS

“Con un oído puesto al Evangelio y otro en el pueblo”

Mons. Angelelli

Por Mauro Fernandez

Ahora no había excusas. Antes pensaba en comprar una máquina de escribir. Ciertas circunstancias socioeconomicas me permitieron comprar una notebook. Aunque la máquina de escribir tiene para mí algo de mística, como un halo de magia literaria, preferí aggiornarme y comprar la notebook. Hecho tan revolucionario para mi vida como lo fue la revolución industrial a Inglaterra. Entonces, ahora no había excusas. Debía ponerme a escribir. ¿Por qué? Podría enumerar muchas causas, pero seré mezquino: porque lo necesitaba, condensa muy bien la multiplicidad de factores.

Ahora bien, la pregunta a responder es otra: ¿¿qué mierda escribir?? Ya se había escrito sobre tantas cosas, y de tantas maneras… Tener algo para decir, puede ser una de las respuestas, y yo tengo un montón de cosas para decir, pero escribirlas es otra cosa…Todavía no me considero totalmente preparado para ejercer esta áspera tarea. Pero ya no había excusas. Si quiero ser escritor, tengo que escribir. No vamos a hacer la tortilla sin antes romper los huevos.

Considero fundamental leer mucho, mucho antes de empezar a escribir. Tengo que sumergirme en las letras y conocer minuciosamente el mundo de las palabras, las voces de los otros, e intentar que mis voces sean lo más puras a la hora de parirlas. Por eso estoy parcialmente preparado, pero totalmente urgido de escribir. Aunque, pensándolo bien, siempre será poco lo que haya leído. Siempre hay más y más y más cosas interesantes que leer, entre lo que ya existe y lo que va emergiendo a la vida de las letras.

Es necesario hacer una aclaración antes de seguir tipeando: debo discernir claramente que es más fuerte en mí, si la pulsión por escribir o la pereza. Me cuesta bastante abrir la notebook para empezar a materializar pensamientos, y más me cuesta abrir la imaginación para real-izar ficciones (pensar que en mi época de adolescente escribía poemas compulsivamente, en cualquier papelito que cayera en mis manos, aunque las motivaciones y necesidades en ese momento eran distintas a las actuales… ¿o no?)

A veces prefiero las poesías y novelas que urdo en mi mente en ese marco, el mental, haciendo de ellas en ese instante inefable algo vital, algo trascendente que me ayuda a respirar, a ver la realidad, a mí y a los Otros con más luz. La poesía-novela como bios, o como una forma de encarar la vida.

Hacer de esas epifanías, letras gélidas y distantes de la esencia que intentan expresar, es fatigoso y estéril. Pero, como lo sintetice más arriba, necesito hacerlo, al costo de sentirme insatisfecho, mutilado con lo escrito.

En este sentido, me parece indispensable poner en marcha y mantener un método diario para poder escribir con constancia. Ejercitar la voluntad, un sacrificio incruento.

Este preludio no sé si tiene alguna utilidad o resonancia para el seguramente, ante estas aclaraciones confusas, desconcertado lector, pero la cuestión es que, nobleza obliga, me pidieron que escribiese algunas ideas para este blog, por lo cual es menester hacerlo. Un blog dedicado, según su nombre, a estudiar y analizar los sucesos sociales y políticos glocales.

Pues bien, este es mi aporte. El lector, ahora totalmente desencajado, se preguntará que cazzo tiene de análisis sociopolítico este texto. Yo también me lo pregunto.

Quizás las relaciones y construcciones político-culturales que se dan en la historia, devenidas de la dialéctica entre las sociedades y las culturas de determinadas épocas y lugares, y sus consecuencias geo-políticas, son las que este espacio virtual y plural deberían analizar.

Ego, hijo de estos tiempos, veo la realidad por el caleidoscopio posmoderno… Y entender esta realidad fragmentaria, estos diversos relatos, allá CFK, exige mucha atención, concentración, escucha.

“No hay hechos, hay interpretaciones” dijo un filósofo que filosofaba a martillazos; miríadas de acontecimientos, relaciones de poder, decía otro que estaba ducho en eso de desentrañar, deconstruir los relatos.

Esta es la realidad que nos toca vivir, y si vamos a ser pesimistas, padecer. Por lo cual, considero relevante estar atentos a los que nos dicen, lo que dicen entre líneas, lo que vociferan, lo que callan.

Esta es mi humilde construcción cultural, no tanto como episteme, más bien como doxa bloggeriana; ahora el desilusionado lector (por qué habrá depositado ilusiones en mí, no sea iluso lector) sabe cabalmente que mi aporte no es académico, y espero comprenda que es poético-ensayístico-popular.

Mis sensaciones, esta escritura que me escribe, mis voces y las de los Otros que andan por ahí, ignorando que están hablando lo que estoy escribiendo, son las que estoy pariendo con dolor y regocijo.

Escuchemos atentos, pues, que tienen para decir los Otros, que soy yo también. El pibe, el adolescente, el hombre, la mujer, el empleado, el desocupado, el empresario, el político, el chacarero, la ama de casa, el viejo, el jubilado, el indigente. El que está alegre. El que está triste.

Aprendamos a escucharnos. Aprendamos a comprendernos. Paremos la oreja ante esa urdimbre de voces que va tejiendo la historia en las entrañas de los pueblos. Y tratemos de descifrar lo que nos está diciendo, lo que nos quiere decir, porque somos parte de ella también. Abramos el juego, comprometiéndonos con el barro de la historia; polemizemos, debatamos, actuemos. Luego, hagamos los análisis que queramos.

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